Cementerio de la Recoleta: entre leyendas y majestuosas obras arquitectónica
- TURISTUR Tourist Travel Books
- 14 ago 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 4 abr 2023
La Recoleta, fue el primer camposanto público que tuvo la ciudad. Inaugurado en 1822, su historia recorre la del país. y se nutre de leyendas y mitos.

En 1821 el gobernador Martín Rodríguez estableció que por motivos de higiene todos los cadáveres debían ser enterrados en la Iglesia de Balvanera. Sin embargo, no se pudo cumplir con la medida por falta de fondos. Esta complicación se salvó cuando en el marco de la reforma eclesiástica rivadaviana, el Gobierno resolvió el decomiso del huerto y el enterratorio que poseían los padres de La Recoleta. Así nació el Cementerio del Norte (hoy De la Recoleta).
Su diseño fue idea de Próspero Catelin y los primeros fallecidos que recibió fueron el Párvulo Liberto Juan Benito y la joven Dolores Maciel. Hacia 1828, en tiempos de la gobernación de Manuel Dorrego, alcanzó su perímetro definitivo.
Su fisonomía actual se definió en 1881. Fue cuando las principales familias porteñas decidieron levantar suntuosas bóvedas dentro de aquel «gran panteón» que el intendente Torcuato de Alvear encargaría reconstruir a Juan A. Buschiazzo, quien proyectó el peristilo y el muro perimetral que lo rodea.

Desde su refundación, el Cementerio de la Recoleta (llamado así desde 1949) fue elegido por escultores de renombre internacional. Arquitectónicamente, está considerado una de las tres necrópolis más importantes del mundo junto con Père Lachaise de París y Staglieno.
Es visto como un Gran Panteón Nacional donde descansa la mayoría de las grandes personalidades argentinas de los siglos XIX y XX. Es, además, un Monumento Histórico Nacional que contiene a otros noventa monumentos nacionales.
Están enterrados entre otros: Carlos María de Alvear, Nicolás Avellaneda, Guillermo Brown, Manuel Dorrego, María Eva Duarte de Perón, Raúl Alfonsín, Remedios de Escalada de San Martín, Juan Lavalle, Bartolomé Mitre, Juan Martín de Pueyrredón, Juan Facundo Quiroga, Julio A. Roca, Juan Manuel de Rosas, Cornelio Saavedra, Domingo Faustino Sarmiento e Hipólito Yrigoyen.

Mitos y Leyendas
El Cementerio guarda muchos mitos y leyendas. Uno de los más conocidos es el de Rufina Cambaceres, hija del célebre escritor Eugenio Cambaceres y fallecida en 1902, el día que cumplía 19 años.
Según la leyenda, Rufina estaba frente al espejo de su cuarto probándose una joya, cuando tuvo un ataque repentino y cayó muerta en brazos de su madre. La sepultaron en La Recoleta, pero a los pocos días comenzó a circular por Buenos Aires la noticia de que en realidad había sufrido un ataque de catalepsia y había sido enterrada viva. No obstante, y aunque siempre las leyendas urbanas terminan sobreviviendo ante cualquier duda o prueba, todas las variantes son refutadas por la familia, que sostiene con fundamento que el hecho no ocurrió y que la historia fue creada en Europa con malicia.

Entre otras historias del cementerio se encuentra la de Alfredo Gath, dueño de las tiendas Gath & Chaves, quien habría pedido que, ante la incertidumbre de ser enterrado vivo, se colocara en su bóveda un dispositivo eléctrico que permitiera abrirla por dentro.
O la de David Alleno, cuidador del cementerio que trabajó toda su vida con el único fin de costearse su propia bóveda y una vez construida se habría suicidado para poder habitarla.
Otra de las leyendas urbanas más conocidas en Buenos Aires también está vinculada al Cementerio. Hablamos de la de la Dama de Blanco de la Recoleta: una noche, un muchacho conoce a una chica muy pálida y vestida de blanco, en la esquina de Vicente López y Azcuénaga y la invita a bailar. A la salida del local bailable, ella tiene frío y él le da su abrigo. Él la intenta besar.
Sin embargo, ella se niega y corre hasta el portón del cementerio, e increíblemente entra a pesar de estar cerrado. El joven le pide al sereno que por favor lo deje pasar. Finalmente lo logra y al ingresar, encuentra una tumba con su abrigo sobre la lápida. Al levantarlo, lee la inscripción con el nombre de la chica que había conocido.

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